domingo, 4 de julio de 2010

Vergonzoso trato de Rosell a Cruyff


De verdad quería que las primeras decisiones de Rosell fueran acertadas y me gustaran. Incluso tenía la esperanza de que encontrara la fórmula para unir al barcelonismo, para eliminar los ismos. En muy pocos días he comprobado que es una mera ilusión.

Sandro Rosell ya ha entregado la cabeza de Cruyff al nuñismo, al barcelonismo de mirada estrecha, que nunca ha valorado como se merece a quien ha hecho cambiar la historia del club, guste o no guste a quienes no lo pueden ni ver. Maltratar la figura de un mito como lo ha hecho el nuevo presidente en sus primeras 72 horas de mandato no es una buena manera de comenzar a unir al barcelonismo.

Dudar de la categoría de Cruyff, de la decisiva influencia en la historia del club, del modelo futbolístico que implantó y ha seguido tutelando todos estos años, es ir en contra de tu propio equipo, de tu propio futuro. Y eso es lo que ha hecho Sandro Rosell. Parece como si hubiera un buen sector del barcelonismo completamente ciego, que prefiere que ocupen puestos de responsabilidad, gentes indocumentadas, que sí han puesto mucho corazón, pero que no han hecho nada para ser embajadores del club. Y precisamente el mejor embajador a nivel internacional ha sido ninguneado hasta extremos incalificables.

Se puede dudar de cómo nombró Laporta a Johan, pero una vez hecho, poner en cuestión tal nombramiento, que es una distinción honorífica, que se merece sobradamente por todo lo que ha dado a este club, y sin cuya aportación probablemente estaríamos todavía sin oler una Copa de Europa, es maltratar a todo un mito del barcelonismo, a quien por cierto admiramos una buena legión de culés, de fuera y dentro de Catalunya, votantes o no de Rosell, le guste a Sandro, a Santi Nolla, a Enric Bañeres, o al sumsur corda.

Me dio mucha pena ver como Johan, después de asistir al nombramiento de presidente de Rosell, iba a las oficinas a entregar su insignia de presidente de honor, como un aficionado corriente, con todo lo que le debemos, con todo lo que le tenemos que agradecer. Es de bien nacido ser agradecido, y cualquier culé bien nacido ha de darle las gracias a Cruyff, le caiga mejor o peor. Cualquier club se daría con un canto en los dientes por tener a este activo. Guardiola es Guardiola por muchas cosas y por su personalidad, pero que nadie dude de que Pep ha bebido principalmente de las fuentes del Gran Flaco. No lo dude nadie.

Rosell anunciaba en campaña que haría todo lo posible por unir al barcelonismo. Después del trato recibido por Cruyff difícilmente todos los cruyffistas, que no somos pocos, podemos mirarlo con esperanza. Ha sido la primera en la frente, la segunda ir a ver al presidente de Extremadura. Ahora sólo falta que vaya a ver al lenguaraz del presidente de Cantabria. Parece que Rosell se deja influir por la Brunete más de la cuenta. Yo soy de fuera de Catalunya y me gusta que a todos los culés se les trate bien, pero esta bajada de pantalones no precisamente en el aeropuerto no me agrada nada. Son gestos con demasiado interés por dejar en evidencia al presidente saliente. No me gustan. Dudo mucho de que Rosell consiga unir al barcelonismo. Insisto: somos muchos los cruyffistas y estoy seguro que esta manera de enfocar el tema no ha gustado nada de nada a los admiradores de Johan. Que no se nos olvide: Johan ha sido catalogado como uno de los cuatro grandes futbolistas de la historia, con Di Stefano, Pelé y Maradona. Es para mear y no echar gota.

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