
domingo, 30 de enero de 2011
El Barça no deja que el Hércules repita su hazaña

jueves, 27 de enero de 2011
Pep no lanza las campanas al vuelo pese a la octava manita
Los periodistas se ríen porque Guardiola toma precauciones tras un 5-0. Pero tiene su explicación. Este equipo para funcionar necesita de tensión competitiva, de mentalización. Si la tiene, es glorioso, pero en caso de relajarse es altamente peligroso. Diría que más peligroso que otros conjuntos. Porque sin presión, con las líneas separadas, un equipo con tanta tendencia al ataque puede sufrir mucho. Y eso es lo que pasó en Sevilla en la vuelta tras otra manita. El Betis desarboló al Barça en los primeros minutos recortándole dos goles y si no es por la aparición de Messi, podíamos estar hablando de una sonada remontada.
domingo, 23 de enero de 2011
El acordeón blaugrana volvió a funcionar ante el Racing

El sistema, más que aprendido, asimilado y automatizado, es claro. Las piezas de ataque se mueven desde el frente del área hacia atrás para provocar agujeros, aperturas a banda y penetraciones interiores más fáciles.
Unas veces es Villa, otras es Pedro, otras, Iniesta, otras, Messi, el que desciende uno o dos peldaños, para que otro compañero pueda ocupar su espacio y desconcierte a la defensa rival. Desaparezco para que aparezca otro. Hacemos paredes, movimientos cortos pero incisivos. El acordeón se extiende y se repliega con música sincronizada para conseguir el clímax: el gol.
El partido frente al Racing fue un capítulo más en la exhibición de esta maquinaria, que, sin embargo, a diferencia de otros encuentros, recibió más peligro del adversario. Los de Cantabria se plantaron ante Valdés en más ocasiones de las que nos tenía acostumbrado el Barça, pero nuevamente se demostró la seguridad de un portero, que ha alcanzado la madurez. El trabajo en la recuperación no es que fuera malo, pero no tuvo la efectividad casi tan perfecta de otras veces.
En el movimiento de acordeón destaca siempre Pedro o Villa, que perfecciona cada día su entendimiento con Messi: letales son sus paredes. Si a eso le añades el estado de forma de Andrés Iniesta, cada día más goleador, la dirección de juego de Xavi, ayer muy atosigado por el contrario, las prestaciones de Busi y por supuesto la genialidad incombustible de Lionel, pues el equipo acaba redondeando el trabajo, bien apoyado por la línea trasera, donde, una vez más, Abidal demostró por qué Milito va a tener que trabajar mucho si quiere ser el segundo central zurdo. Decir también que la salida de Bojan, con independencia de que le salga mejor o peor, hay que valorarla. Salió a comerse el mundo. Con esa actitud, sin ansiedades, volverá por sus fueros.
jueves, 20 de enero de 2011
El Barça prueba el peligro de la relajación

Una de las características positivas de este equipo, de la que yo presumo y me siento orgulloso es su competitividad. Pensaba antes del partido de anoche que el Barça de Guardiola siempre ponía toda la carne en el asador, sea en amistosos, sea en partidos de Champions con la clasificación decidida, sea en eliminatorias de Copa del Rey sin dudas en cuanto al resultado.
Ayer esa idea fue desmentida por lo acontecido en el campo del Betis. Guardiola había avisado de que la eliminatoria no estaba resuelta, a pesar del contundente 5-0 de la ida. La mayoría de observadores, cualificados o no, pensaban: "este Pep siempre tan humilde, este Pep siempre tan respetuoso con el rival". Incluso aficionados béticos se lo tomaban a chunga tanta consideración.
Pues una vez más el gurú actual del barcelonismo llevaba razón. El Barça salió al campo sevillano con una relajación exagerada, quizá correspondiente a la manita, pero inconsciente de lo que es el juego febril del Betis, que en menos de 10 minutos había reducido la diferencia en dos. Y lo que es peor el panorama era para poner de los nervios a los culés por los agujeros que una y otra vez los verdiblancos le hacían a los visitantes.
Era para restregarse los ojos. Este Barça al que apenas le hacen ocasiones, que presiona con una ambición colosal, este Barça que no da un balón por perdido era una autopista para el Betis, que llegaba por dónde quería y con un peligro que pudo costarle muy caro al líder de la Primera División.
Con qué disposición saldrían los azulgranas al campo que se veía a Messi, al que luego hay que perdonarle todo, andar más que correr, a Keita desaparecido e indolente, a Adriano fuera de sitio y completamente desconcertado, a Milito mal colocado y midiendo mal, a Pinto pareciendo un juvenil en acciones como la del tercer gol. Un desbarajuste, en resumen, que pudo costar muy caro.
Menos mal que el Barça tiene a Messi, que oxigenó con su gol los males de su equipo. Si no, ayer, no sé que hubiera pasado. Y menos mal también que al Betis la efervescencia le duró la primera parte, teniendo en cuenta que el gol de la Pulga les hizo mella.
Podemos estar contentos con el pase a semifinales, podemos disculpar ciertas actuaciones, pero la imael desarrollo del partido deja cierto sinsabor. Pocos jugadores se salvan de la mala imagen, pocos. _El que más ganas tenía, era Afellay y lo demostró. En un partido que era para reivindicarse, la mayoría no se mojó. Quizá si hubo un jugador que quedó con el culo al aire fue Milito, que demostró a día de hoy que no está para jugar en el primer equipo y que su postura amenazadora de marchar porque no jugaba y lo hacía en su lugar Abidal, no tenía ninguna consistencia. Ahora mismo el francés le da mil vueltas como central zurdo y diría más; es más seguro, por lo visto ayer, Fontàs que el argentino. De Bojan prefiero no hacer comentarios. Es muy joven y seré condescendiente. Pero sus declaraciones postpartido dicen mucho. Manifestaba que estaba satisfecho con su actuación. Pues si está satisfecho, mala cosa.
lunes, 17 de enero de 2011
El Barça sube un peldaño con su máquina de jugar

jueves, 13 de enero de 2011
Messi explica otra vez por qué es el mejor del mundo

Con naturalidad, sin gestos extemporáneos o liberadores de tensión. Así es como explicó anoche Messi, una vez más, por qué es el mejor del mundo y por qué nadie puede dudar de su categoría y de todos los reconocimientos que le puedan llegar. Lionel Andrés Messi volvió a desencallar un partido que acabó en manita, pero que el Betis puso muy complicado.
Messi festejó así el Balón de Oro que había recibido el lunes y despejó cualquier duda estúpida sobre sus méritos para obtenerlo, sin que por ello no sean acreedores de las mejores distinciones sus compañeros Xavi e Iniesta. La fiesta empezó con la foto de los tres y el Balón de Oro y con un palco de autoridades presidido por sus familiares más directos.
El Betis había anunciado guerra. Su entrenador decía que la eliminatoria estaba al 50%. Y no eran declaraciones de intenciones ni bufonadas propias de otros preparadores. El Betis se plantó en el campo del Barça y organizó una presión muy bien estructurada para asfixiar la salida del balón de los locales, a los que complicaron la vida, tanto que el guardameta Pinto tuvo que realizar varias intervenciones de mérito para mantener limpio el marcador.
Guardiola intuyó con acierto lo que se avecinaba y puso en el campo casi todo el once más asiduo. Y no iba desencaminado por lo que se vio sobre todo en la primera parte. No es que el Barça no jugara con su estilo. Es que el Betis le plantaba cara como un equipo solvente de primera división, a la que sin duda llegará al final de esta temporada si no ocurre un cataclismo.
Bien es cierto que el Betis estaba jugando el partido de la temporada. Había visto a los verdiblancos actuaciones más bien vulgares en la Liga Adelante por lo que el juego desarrollado ayer me sorprendió. Desde el portero Casto, que estuvo cerca de salir del club este verano hasta un fulgurante Rubén Castro, parecían un adversario de nivel europeo.
Pero en éstas que el partido estaba complicado, con oportunidades, en ambas áreas, que llegó al filo del descanso el Balón de Oro y con su clase abrió la lata y dio lugar al desparrame, sin que los andaluces bajaran la guardia ni perdieran un ápice de su estilo. No fue justa quizá la manita, algo excesiva, pero el resultado fue fruto de que el Barça se tomó este primer partido muy en serio con el objetivo de aclarar la eliminatoria.
Y si extraordinarios fueron los goles de la Pulga, maravilloso fue el gesto técnico de Andrés Iniesta en el quinto gol. Con qué arte y oficio controló y con qué precisión envió el centro para que el bueno de Keita matara con la cabeza. Fue momento para mover el banquillo y para apreciar lo alto que es Afellay, sin ser una torre, en relación a la media de los jugadores del Barça. La verdad es que algo le va a costar coger la velocidad a la que juega este equipo, en el que ayer no estuvo ni en el banquillo Bojan Krkic, que ha de tomar este hecho como revulsivo más que como castigo, porque todos queremos ver al chaval del último tercio de la temporada pasada.
Dos anécdotas salpicaron el encuentro televisado y que tienen lectura positiva. Piqué y Alves se enzarzaron en una discusión pública en el campo que unos profesionales deben solucionar en privado. Pero las diferencias revelan un interés de ambos por hacer bien las cosas. La solidaridad, el compañerismo y el buen rollo es necesario en un equipo. Y eso también lo pueden propiciar los familiares. En un momento las cámaras captaron como la madre de Messi le explicaba a la de Xavi el ritual de la Pulga en la celebración de los goles: levanta dos dedos hacia el cielo y se lo dedica a su abuela. Cosas de la gente normal.
(La fotografía es de Pere Virgili y está extraída de www.ara.cat)
jueves, 6 de enero de 2011
Un Barça supercompetitivo supera el escollo de San Mamés


lunes, 3 de enero de 2011
Pedro evitó la trampa del Levante

El Barça se obstinó en la primera parte en jugar por el centro, con movimientos constantes y apariciones retrasadas de Villa, y pecó de exceso de laboriosidad por dentro. Los valencianos construyeron dos muros en sendas líneas y la entrada del balón al área resultaba complicada. El libro de estilo culé se cumplía escasamente y las bandas no eran utilizadas como en otros partidos.
La ausencia de Messi, primer destatascador del equipo, y esa falta de luz para ver más allá de los muros, hacia presagiar complicaciones, cuando al descanso el empate inicial proseguía.
En la segunda parte, sin apenas tiempo para comprobar si la comunicación de Guardiola con sus jugadores en el vestuario había dado resultado, apareció el abrelatas canario para resolver el problema con dos goles gracias a las asistencias del aún no renovado Alves.
Pep ya lo había decidido en el descanso. Faltaba fluidez en el medio y decidió ponerle magia juvenil al juego con Thiago, que sustituyó a un aseado Mascherano, para darle mayor verticalidad al balón. El juego mejoró, aunque es cierto que los goles de Pedro permitieron aumentar los espacios. No obstante, el Levante volvió a poner incertidumbre en el ambiente al marcar Stuani un magnífico gol. Las dudas sólo surgieron en el marcador, pues ese gol no fue producto de un mayor peligro por parte levantina.

(Las fotografías son de Claudio Chaves y pertenecen a www.elmundodeportivo.es)
