jueves, 8 de julio de 2010

¿Acepta Pep el traspaso de Chigrinski?


Parece ser que Sandro Rosell se ha dado cuenta, o así se lo han hecho ver, que se ha equivocado en su trato a Cruyff. De entrada tratar el tema del nombramiento de presidente de honor en la primera reunión de su junta directiva, y el desprecio evidente hacia el mito del barcelonismo manifestado por el portavoz (mal comienzo del portavoz) de esta directiva, no ha sido una primera medida acertada.

Ahora se filtra que va a comer con Cruyff. Vamos a ver, porque yo no las tengo todas conmigo respecto a la relación Rosell-Johan, poqrue nace viciada y lleva en la mochila vicios de un pasado desencuentro.

El segundo desacierto (¿por qué no se puede criticar aunque no hayan transcurrido los 100 días?) es traspasar a Chigrinski.

Es verdad que el jugador ucraniano ha dejado grandes dudas y ha puesto de los nervios a la afición. Se han generado con él muchas incertidumbres y posiblemente el traspaso sea una solución para evitar riesgos. Pero es evidente que Guardiola se empeñó hasta la locura en conseguir al defensa de buena salida de balón, hasta el punto de invertir el Barça un potosí. Pep, con gran sentido común, lo puso en riesgo escénico en contadas ocasiones y diseñó un plan de adaptación al equipo para la pretemporada que está a punto de comenzar.

El entrenador corría serios riesgos, es cierto, de que no se terminara de aclimatar, con toda la presión que envuelve al Barça y el resultado fuese un fiasco mayúsculo. Pero en esta aventura también Pep se jugaba mucho, porque Chigrinski es el fichaje más recurrente para ese sector del barcelonismo que se empeña en señalar a Guardiola como un técnico con poco ojo clínico para fichar. Estaba en juego la demostración de que esa asignatura la tiene aprobada. Guardiola estaba convencido de que Dimitro podía ser importante en la salida del balón, parte fundamental del paradigma del juego que defiende el entrenador.

Por eso, este cambio de ideas con la llegada de Rosell echa por tierra este plan y en cierta manera desautoriza al entrenador. El presidente negó en varias ocasiones durante la campaña electoral que durante su mandato fuera a insmiscuirse en la labor de los técnicos, que no sería nunca intervencionista. Pues ésta es la primera y no han pasado ni dos semanas. Se puede argumentar lo que se quiera. Que tal y como iba el proceso de adaptación recuperar 15 de los 25 millones de euros invertidos en el ucraniano es una buena operación, se puede decir que ese dinero se va a recibir de forma inmediata y de golpe, lo que permite aliviar la tesorería para pagar las nóminas de los jugadores, como si estuviéramos hablando de un club de Segunda B en ley concursal, pero no cabe duda de que esta decisión no casa con el plan que tenía Guardiola. No sé cómo habrá aceptado Pep esta decisión ni si esto le empezará a pesar en su relación con la nueva directiva.

(No hay que perderse el monumento de artículo de Ramón Besa, titulado La final de Johan Cruyff)

domingo, 4 de julio de 2010

Vergonzoso trato de Rosell a Cruyff


De verdad quería que las primeras decisiones de Rosell fueran acertadas y me gustaran. Incluso tenía la esperanza de que encontrara la fórmula para unir al barcelonismo, para eliminar los ismos. En muy pocos días he comprobado que es una mera ilusión.

Sandro Rosell ya ha entregado la cabeza de Cruyff al nuñismo, al barcelonismo de mirada estrecha, que nunca ha valorado como se merece a quien ha hecho cambiar la historia del club, guste o no guste a quienes no lo pueden ni ver. Maltratar la figura de un mito como lo ha hecho el nuevo presidente en sus primeras 72 horas de mandato no es una buena manera de comenzar a unir al barcelonismo.

Dudar de la categoría de Cruyff, de la decisiva influencia en la historia del club, del modelo futbolístico que implantó y ha seguido tutelando todos estos años, es ir en contra de tu propio equipo, de tu propio futuro. Y eso es lo que ha hecho Sandro Rosell. Parece como si hubiera un buen sector del barcelonismo completamente ciego, que prefiere que ocupen puestos de responsabilidad, gentes indocumentadas, que sí han puesto mucho corazón, pero que no han hecho nada para ser embajadores del club. Y precisamente el mejor embajador a nivel internacional ha sido ninguneado hasta extremos incalificables.

Se puede dudar de cómo nombró Laporta a Johan, pero una vez hecho, poner en cuestión tal nombramiento, que es una distinción honorífica, que se merece sobradamente por todo lo que ha dado a este club, y sin cuya aportación probablemente estaríamos todavía sin oler una Copa de Europa, es maltratar a todo un mito del barcelonismo, a quien por cierto admiramos una buena legión de culés, de fuera y dentro de Catalunya, votantes o no de Rosell, le guste a Sandro, a Santi Nolla, a Enric Bañeres, o al sumsur corda.

Me dio mucha pena ver como Johan, después de asistir al nombramiento de presidente de Rosell, iba a las oficinas a entregar su insignia de presidente de honor, como un aficionado corriente, con todo lo que le debemos, con todo lo que le tenemos que agradecer. Es de bien nacido ser agradecido, y cualquier culé bien nacido ha de darle las gracias a Cruyff, le caiga mejor o peor. Cualquier club se daría con un canto en los dientes por tener a este activo. Guardiola es Guardiola por muchas cosas y por su personalidad, pero que nadie dude de que Pep ha bebido principalmente de las fuentes del Gran Flaco. No lo dude nadie.

Rosell anunciaba en campaña que haría todo lo posible por unir al barcelonismo. Después del trato recibido por Cruyff difícilmente todos los cruyffistas, que no somos pocos, podemos mirarlo con esperanza. Ha sido la primera en la frente, la segunda ir a ver al presidente de Extremadura. Ahora sólo falta que vaya a ver al lenguaraz del presidente de Cantabria. Parece que Rosell se deja influir por la Brunete más de la cuenta. Yo soy de fuera de Catalunya y me gusta que a todos los culés se les trate bien, pero esta bajada de pantalones no precisamente en el aeropuerto no me agrada nada. Son gestos con demasiado interés por dejar en evidencia al presidente saliente. No me gustan. Dudo mucho de que Rosell consiga unir al barcelonismo. Insisto: somos muchos los cruyffistas y estoy seguro que esta manera de enfocar el tema no ha gustado nada de nada a los admiradores de Johan. Que no se nos olvide: Johan ha sido catalogado como uno de los cuatro grandes futbolistas de la historia, con Di Stefano, Pelé y Maradona. Es para mear y no echar gota.