martes, 20 de enero de 2009

La perversión de Alfredo Relaño

Lo de Alfredo Relaño es de traca. Pero lo peor es que ninguno de sus compañeros de Madrid se lo van a afear. Con tal de mantenerse en su teoría de la conspiración, ya saben, el villarato, hará lo que sea.

Con ocasión del nefasto, tendencioso arbitraje del domingo de Pérez Burrull , al que sigo con miedo desde sus últimas actuaciones en partidos del Barça -no hay que olvidar el clásico pitado por él del año pasado, cuya actuación pasó desapercibida porque ese Barça en crisis perdió de forma contundente y no era cuestión de hablar del árbitro- Relaño ha tenido ocasión de ser un periodista equilibrado. De reconocer las cosas como son.

Pues no, en un alarde de perversión periodística escandalosa, le da la vuelta a la tortilla y dice que la polémica sobre Burrull y sólo pasa porque arbitró al Madrid y que esto es cosa del villarato. Vergonzoso y se analiza por sí solo. Pero Relaño no cuenta nada de las mafiosas presiones al cántabro por parte de Mijatovic, que su compañero Diego Torres contó en El País. ¿Habrá todavía compañeros que lo defiendan? Es indefendible. Su degradación profesional es un hecho. Lo mejor para él y para el periodismo deportivo es su jubilación anticipada.

domingo, 18 de enero de 2009

Poco a poco la máquina será perfecta


La perfección no existe, pero ha habido equipos, a lo largo de la historia del fútbol, que parecían perfectos. El Barça aún no juega de memoria, pero en algunos momentos me lo ha parecido. Recuerdo algunos minutos de Sevilla, por ejemplo, en el que el tac, tac, el primer toque no tenía solución de continuidad, la recuperación del balón era inmediata y no había defectos. Jugaban sin el mínimo fallo.

Y no, no pensaba en el Dream Team de mi admirado Cruyff ni en el equipo de Rijkaard. Curiosamente, me acordé de nuestro denostado Van Gaal, pero no del Barça negatifo o positifo, sino en el Ajax que ganó la Copa de Europa, con Kluivert, los de Boer y compañía, que luego aterrizaron a mansalva en Can Barça. Aquel Ajax que jugaba en campo contrario, y que sabías que tarde o temprano ganaría el partido, que no tenía fisuras y que era, eso, una máquina de ataque.

Guardiola, que ha bebido en fuentes de entrenadores de un estilo similar, aunque de un carácter diferente, sabe que Van Gaal no tenía malas ideas, pero que equivocó las maneras de ejecutarlas. Estoy seguro que aprendió de él mucho, como de los demás entrenadores que le dirigieron, especialmente de Cruyff. No, no es que quiera reivindicar la figura de Van Gaal -menudo anatema- pero sé que seguro que ha aprovechado la experiencia del rígido holandés, que era un enfermo del trabajo táctico y de la organización, pero con un estilo que chocaba en un ambiente latino y más en concreto, en el hábitat de Can Barça.

Al hilo de este comentario, transcribo un párrafo del capítulo dedicado a Van Gaal en el libro editado por Sport Josep Guardiola i Sala, mi gente, mi fútbol:

"Sólo espero. sólo me falta, irme un día a cenar con él. Pagando yo, naturalmente. Y con la botellita de Rioja en medio y rodeados de fútbol por los cuatro costados. Y ya puestos, trataríamos de regresar al principio, de volver al día de su presentación como entrenador del FC Barcelona. A ese día en que, con su llegada, el barcelonismo se llenó de ilusiones. Y si fuera posible revivir eso, míster, sólo le haría una pregunta: ¿volvería a hacer las cosas de la misma manera? Todo lo demás, no me interesa. Sólo quiero saber eso... y la añada del vino que vamos a tomar".

Pues el Barça juega con el orden vangaaliano, pero con la libertad, fundamental, que Cruyff dejaba a sus futbolistas para que crearan. Y así lo dejó claro Guardiola anoche tras el partido contra el Depor. Él no se mete en si cambian de banda o no. Eso sale de ellos, dijo. Otra cosa es que sepan las obligaciones de la posición que ocupan en cada momento. Pues siguiendo con Van Gaal, aún me acuerdo cuando el holandés condenaba a Rivaldo a jugar por la izquierda sin darle apenas otras opciones. Su rigidez acabó con su proyetto. Guadiola aprendió, en este caso, lo que no debe de hacer.