lunes, 14 de marzo de 2011

Cuando la portería se hace pequeña


Llegaba el Barça a Sevilla satisfecho por su triunfo en la eliminatoria con el Arsenal pero con dudas sobre su efectividad en ataque. Llevan los azulgranas una serie de partidos que les cuesta resolver. Ganaron en Liga 2-1 al Athletic, 0-1 al Valencia y 1-0 al Zaragoza y había costado superar los octavos de Champions con los ingleses.

El barcelonismo no anda preocupado porque parece una cuestión de forma. Abril está marcado en el calendario como el mes en que estarán las prestaciones a tope y los jugadores se encontrarán con extrema finura, justo cuando se alcanza la fase decisiva de la temporada. Guardiola, sin embargo, siempre dice que no es solo cuestión de preparación física, que si se gana se vuela, sea el tiempo que sea, porque influyen muchos otros factores.

Pero es evidente que al Barça le falta un punto de frescura para resolver los partidos como antes, como cuando la racha de manitas a los que nos tenía bien acostumbrados. Cierto es que no es fácil superar dos batallas de tanto desgaste tan seguidas, pero también que en el ataque falta redondear la excelente faena con que nos deleitan cada jornada.

Jugó el Barça una académica primera parte en Sevilla, con los laterales (Alves y Adriano) con vocación de extremos para buscar una entrada por banda, dado que los andaluces habían decidido imitar al Arsenal y cerrar las vías interiores. Contó además con la perenne genialidad de Messi, que hizo un gran gol de falta, anulado incomprensiblemente por un árbitro que sueña con Mourinho desde hace varias semanas.

Pero, con todo, las ocasiones ante Varas, salvo la de Messi al larguero, no eran muy claras y las que lo eran se marraban por entretenimiento. Así, Adriano no disparó hasta que no estuvo con la portería encima: rechace defensivo; Villa, por la derecha, tuvo que hacer un control para acomodarse la pelota: ya era tarde. Se lo sacó la defensa. Hasta en el gol de Bojan, parecía que había que meterse en la portería con el balón dentro. El de Lynyola, que hizo un buen partido, no tiró, controló el balón y tapó a Cáceres con el cuerpo. Así entró el balón.

El Barça alcanzó el descanso con un tranquilizador 0-1 y con la sensación de que el Sevilla estaba moribundo, como fuera del partido. Sin embargo, la pócima Kanouté resucitó a los andaluces que nada más comenzar la primera parte pillaron descolocados a los azulgranas, descoordinados de forma inusual y con lentitud en la presión y el repliegue.

A partir de ahí el partido perdió en muchos momentos los rigores tácticos y se convirtió en un ida y vuelta que pudo decantar la balanza hacia uno u otro lado. En los momentos finales el Barça apretó con compromiso de campeón, y tanto Messi como Iniesta se echaron el equipo a la espalda en un intento desesperado por conseguir la victoria. Faltó nada para lograrlo. El de Fuentealbilla le pegó a la madera, una vez, y, en otra un sevillista le sacó el balón en la línea.

Se fue el Barça muy mosqueado con el arbitraje de Pérez Lasa aunque en sus declaraciones jugadores y técnico se mordieran la lengua. Una vez más las indemostradas teorías de la conspiración y el villarato quedaron desmentidas.

Toca levantarse y poner a punto los motores.

(La fotografía está extraída de www.ara.cat)

2 comentarios:

Cris dijo...

Buen post como siempre! Te leo más que comento! Pero estoy contigo...no hablaríamos del árbitro si el Barça hubiera estado más acertado...De todas formas, muy grande Guardiola eludiendo hablar del arbitraje pq a él no le toca! Zas en toda la boca a Mou! El día que nos podemos quejar no lo hacemos y además hacemos autocrítica. Que n'aprenguin!

Sito dijo...

@Cris

Bien dicho, Cris. Primero, los principios. Creo que el barcelonismo está aprendiendo muchas cosas en estos tiempos: a no sufrir tanto con los resultados, a confiar, a dejar el victimismo a un lado. Son tiempos de renovación moral de la afición, gracias a los éxitos. Gracias siempre por seguirme.