Me llamo Andrés Pastor, aunque utilizo el apodo de Sito, sobre todo para cuestiones del Barça. Soy periodista y natural de Cartagena, aunque la vida me ha acabado llevando a Murcia. He sido redactor del periódico La Verdad, del grupo Vocento, durante más de 17 años, en su delegación de Cartagena. He cubierto todos los ámbitos de la información local de mi ciudad, desde sucesos hasta la parcela municipal, pasando por el mundo de las empresas, los sindicatos, así como el movimiento vecinal. Sin embargo, mis primeros pasos lo di en el mundo del deporte cuando tenía 17 años y hacía crónicas de fútbol de juveniles o regional hasta colaborar con el equipo de deportes que seguía al primer equipo del Cartagena.
Un buen día decidí tomar otro rumbo laboral en busca de una nueva vida en la que entre otras cosas pudiera dedicarle tiempo a mis aficiones. Y entre ellas, la más importante, la que más caló en mí desde pequeño, ha sido y es la del Barça. Mi padre era culé y posiblemente eso influyó en que también el Barça fuera mi equipo, pero en realidad un fenómeno destacadísimo en la historia del club, la llegada de Johan Cruyff al Barça en 1973, me hizo despertar mi gusto por el fútbol cuando aún no era ni siquiera adolescente, y por supuesto, mi pasión por todo lo que oliera a azulgrana. Ya era difícil en una España blanca blanquísima ser del Barça. Mi padre, que por su trabajo, trataba con marineros procedentes de Catalunya, acabó sintiéndose cercano a los colores blaugrana y luego, sin él hacer demasiado proselitismo, tuvo un hijo que le salió tanto o más culé que él.
LOS PRIMEROS COSQUILLEOS
De pequeño recibía y conservaba como oro en paño las revistas Barça y RB, y cuando entraba en mi casa el diario Dicen me traía los primeros cosquilleos: Ay aquel póster del Barça de Cruyff ganador de la liga, con Asensi, Marcial y Rifé, entre otros, mirándome cada mañana cuando me despertaba... Recuerdo como, ante la ausencia de televisiones y de programas de radio, cogía un pequeño transistor y me lo llevaba al cuarto de baño para orientar la antena con el fin de escuchar las retransmisiones de los partidos del Barça, en Radio Peninsular. Aquellas épicas narraciones de Miguel Ángel Valdivieso, que en algunos momentos me llegaban entrecortadas... Su forma de cantar los goles sabía a gloria. Por cierto, creo que Valdivieso, curiosamente, nació en un barco, en una travesía entre Cartagena y Barcelona. ¿Casualidades?
EL PRIMER CLÁSICO
Luego, aprobada la Selectividad, marché a Barcelona a estudiar Ciencias de la Información en la Universidad Autónoma de Barcelona, situada en Bellaterra. Viví en Cerdanyola del Vallés durante cinco años, a unos veinte kilómetros de Barcelona. Aunque con los recursos de un estudiante no pude apenas visitar el Camp Nou, al menos tuve la oportunidad de ver in situ y desde Tribuna un partido, ni más ni menos que un Clásico. Un Barça-Madrid, donde prácticamente debutaba Bernd Shuster, siendo entrenador el gran Helenio Herrera. No eran grandes momentos para el Barça, pero mi fidelidad era máxima. Luego, la liga ganada por Terry Venables me devolvió otra vez la ilusión. Mis conversaciones con mi amigo Pitu, culé de Sitges y compañero de piso, eran interminables. Combatíamos el frío con una pequeña estufa y con charlas sobre jugadores, tácticas, técnicas y especulaciones variopintas. Ahora puedo decir que cada vez que hablo del Barça con algún culé tan enfermo como yo soy feliz.
Ya trabajando en el periódico, a la menor oportunidad he vuelto al gran Templo, a disfrutar con el ambiente, a acercarme, con distancia al bullicio de la salida de jugadores, a vivir el trasiego de aficionados y socios en los aledaños del Estadio, a comprar algún recuerdo del Barça en la Botiga. He asistido a dos Gamper, una semifinal de Champions, precisamente la del Valencia, de la gran pañolada a Van Gaal, he visto al Barça en Las Palmas, Murcia, Alicante, Elche y en Cartagena, pero sobre todo, a la fuerza ahorcan, por televisión. Cuando trabajaba de periodista, para mi desgracia no podía vivir los partidos como a mí me gusta, en casa y disfrutando. Casi siempre me tocaba la breva de quedarme de guardia. Por eso, en los últimos años me he desquitado ampliamente. Raro, raro es el partido del Barça que me pierda, incluidos los amistosos o los celebrados de madrugada. Temo decirlo, pero es verdad, creo que no sé vivir sin el Barça.
LAS MEJORES ILUSIONES
Para mí también ser del Barça es lo mejor que hay, sobre todo porque es la bandera del buen fútbol. Creo, sin fisuras, en el gran fundador de este estilo, Johan Cruyff, quien implantó una manera de mirar el juego y de aplicarlo, que después grandes entrenadores, como Rijkaard y Guardiola, han sabido desarrollar sin traicionar las esencias y dando varios pasos hacia adelante. Me identifico tanto con esta forma de jugar, tan valiente, tan bella que me duplica el placer de contemplarlo el saber que quien lo practica es el Barça. Uno, que lleva el periodista, el escritor dentro, no puede dejar de redactar, de expresar sus sentimientos. Por eso, creé este blog, para intentar hacer, en cierta forma, periodismo con contenido Barça, porque tarde o temprano todos volvemos a la niñez, que es donde se fabrican las mejores ilusiones.