
Mis cohetes solo silbaron con los goles. Pero yo sí exploté. Y contra la norma, lo hice antes de acabar el partido: "Fútbol Club Barcelona..." empecé a cantar desgañitándome ante la pantalla del televisor.
A pesar de que llevamos casi en el ADN eso de que "hasta que no pite el árbitro no estamos tranquilos", tengamos en cuenta que nuestro pensamiento latente, el "Ay que patirem", el "Ay que sufriremos", apenas ha existido, o al menos apenas ha habido motivos para ello en esta temporada. Ni siquiera en las citas trascendentes: Bernabéu, Mestalla (final de Copa) o Roma.
Anoche, a los once minutos ya ganábamos a todo un Manchester (¿quién o qué colocaba al Manchester de favorito a un 70%, como vi en un periódico?) Y en ningún momento, pese a lo que pudieran manifestar nuestros propios nervios que son difíciles de controlar, hubo un peligro evidente de que la cosa se torciera.
La importancia de los detalles. Salió un Barça hecho un flan, titubeante, muy poco fiable. Y en éstas que Samuel Eto'o la enchufa, por un lugar poco usual, y el Barça recobra su confianza y empieza a jugar a lo que sabe, acercándose al sobresaliente al filo del descanso. Qué demostración de lo que es la mente. Cuando confiamos en nosotros (el gol nos la dio) el equipo desplegó lo que sabe hacer. Y sabe hacer rular la bola produciendo un cosquilleo interior de regusto, que es pura felicidad.
Y el todopoderoso Manchester parecía un equipo menor, sus poderosos centrales, dos trenes expreso y sus figuras, menos lobos. El que sí mostró ser digno de jugar en el Madrid es Cristiano. Su chulería va con esa casa. Ya alguien debería dejarle la taquilla al lado de Guti. Cuando veía su chulería, más deseaba que fichara por el Madrid. Y qué queréis que os diga, no sé qué hizo Cristiano Ronaldo, salvo un par de tiros desde fuera del área. Que fiche, que fiche.
Y luego, la explosión de júbilo. ¿Sabemos realmente lo que hemos hecho? Todavía no. Es que esto, perdonad, es la hoooooooooostia. Nadie en España ha ganado antes el triplete. Y eso me preocupa en un sentido: ¿Qué hambre tendremos el año que viene? ¿Cómo se gestionará este éxito? ¿Sabremos adelantarnos a la jugada?
Botella de cava en ristre, que me bebí practicamente yo solo y a saltar y a gritar con los demás culés concentrados. Iba con mi bandera, que por fin recuperé, a pesar de que intentaron atentar contra ella por la tarde. La coloqué en un palo en el balcón y algún vecino gracioso me la quiso tirar con una pelota antes del partido.
Casualidades de la vida. Antes de empezar me fui a correr unos minutos para calmar los nervios y al volver me encontré a un chico vestido con la camiseta del Barça, la amarilla eléctrica, le dije: Visca el Barça y me salió en pseudocatalán: "Guanyarem" y me devolvió un "A ganar". Luego, en la celebración también estaba allí. Se lo dije y chocamos nuestras palmas de la mano.
"Barça, triplete. Madrid por el ojete", "Copa, Lliga y Champions...," el cántico de éxito de Crackovia, "Bote, bote, bote, madridista el que no bote" fueron los lemas más coreados en la celebración. Algunos portaban una copa de Europa simulada, otros unos banderones azulgranas extraordinarios de grandes. Se acordaban de Iniesta, de Messi. En fin... Yo llamé a un antiguo compañero de piso de Barcelona, de cuando estudiaba allí Periodismo, mi gran amigo Pitu, de Sitges. Sin apenas voz le dije lo importante que era todo esto, me explayé en mi obsesión, lo difícil que es ser culé fuera de Cataluña, y fue una alegría inmensa departir con él. Luego de vuelta, pero antes un buen paseo con la bandera. A los merengues nuestros triunfos les han sentado como un cólico agudo y un parto con dolor y sin anestesia.
Pero insisto, ahora pienso en el futuro y lo difícil que será mantener la ambición. Pero, bueno es momento de disfrutar.