sábado, 12 de junio de 2010
Falta el carisma de Laporta
Anoche vi el debate de los candidatos en la web de TV3, bueno vi medio debate, el final. Y al terminar eché en falta a un presidenciable con carisma y me acordé de nuestro actual presidente, Joan Laporta.
Laporta ha podido protagonizar escenas y decisiones polémicas y controvertidas, pero sin duda en la distancia corta, ante los medios, comunica como ninguno de estos cuatro candidatos. Resulta increíble que con esa virtud y los logros deportivos obtenidos haya podido tirar por tierra tanto crédito.
Anoche vi a los candidatos y los ví que llegan poco al público. Sandro Rosell, que es el favorito para triunfar aunque a mí me pese, no es el que prometía, su actuación no se corresponde con la buena imagen que tenía de él. Recuerdo un tipo simpático, con empatía con los periodistas cuando contaba las gestiones de sus fichajes en sus primeros tiempos como vicepresidente deportivo. Ayer y otros días antes lo he visto flojito y, sobre todo, con un aire de cabreo, de mosqueo, cuando se le ataca, que desmiente esa figura encajadora y de buen talante en los medios.
Marc Ingla, con fama de metódico y experto en nuevas tecnologías, tampoco lo he visto cómodo, como si le costara representar el papel, como si le costara participar en los debates. Lo ha intentado pero le queda un mundo. Benedito ha sido la revelaciòn para todo el mundo, pero, ojo, ha tenido la suerte de venir como savia nueva, con aire fresco y desenfadado, con más posibilidades de ser franco y directo. Lo ha aprovechado, pero tampoco le hemos visto un gran carisma. Bien, pero sin pasarse.
Y luego está el pobre Jaume Ferrer. Realmente, la imagen transmitida por los medios de Ferrer es la de un hombre de paja, cuya campaña ha sido dirigida por Laporta, que repite lo que le dicen, que ha aguantado por falta de personalidad, etc. Sin embargo, tengo que decir que he descubierto a un hombre. He descubierto que este tipo es buena gente, o al menos lo aparenta muy bien, y parece, digo parece, el más sano aunque le haya tocado bailar, paradójicamente, con la más fea. Es cierto que tampoco comunica extraordinariamente y a veces tiembla, pero apostaría a que es un buen hombre. Se le nota. A lo mejor, si se hubiera dado a conocer con más tiempo...
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