Aunque la confianza del barcelonismo en el equipo sigue siendo alta, hay inquietud por los desajustes defensivos de los últimos partidos. La ausencia por enfermedad de Abidal está siendo más determinante de lo pensado. El francés era el defensa más en forma y había logrado reemplazar el papel de Puyol a la perfección, en algunos aspectos incluso lo había superado.
En los dos últimos partidos ha habido más peligro en el área del Barcelona de lo que es habitual. Cierto es que gran parte de estos riesgos se corrieron contra el Shakhtar, un equipo plagado de futbolistas brasileños de gran talento y velocidad. Pero esto es lo que se va a encontrar el Barça en la fase crucial de la temporada en la que ya está inmerso: equipos con jugadores de vocación ofensiva y gran peligrosidad.
Ahora mismo el Barça está diezmado en la línea defensiva. Guardiola ha probado con Busquets y Piqué de centrales contra los ucranios sin un resultado muy satisfactorio, como tampoco fue muy alentadora la actuación de Milito el sábado frente al Almería, formando pareja con Piqué. En la segunda parte se incorporó como central Mascherano, que no podrá jugar ese rol contra el Madrid en partido de Liga por acumulación de tarjetas.
Está pues Guardiola en la encrucijada de elegir la pareja de centrales del Bernabéu. Puede repetir con Busquets y Piqué, sabedor de que la constitución de ambos puede restarles posibilidades en duelos de velocidad, colocando a Keita de mediocentro (posición en la que apenas ha jugado en el Barça, pero sí en el Sevilla); puede juntar al joven Fontás con Piqué, si bien el de Bañolas es de características similares: lento, aunque con buena colocación y anticipación; o bien confiar de nuevo en Milito, que realizó frente al Almería buenos desplazamientos en diagonal, pero que anduvo lento en la anticipación y en la ocupación de los espacios atacados por el rival.
Sin embargo, cabe en lo posible que el problema no sea únicamente de centrales o de red de seguridad, que la cuestión sea algo más que contar con un velocista para corregir las superaciones de la línea adelantada del Barça. Quizá la clave esté en la correcta ejecución del manual de estilo.
A los defensas les está llegando más peligro que antes porque la recuperación de balón no está siendo igual de efectiva y la presión adelantada no se hace con la misma sincronía. Da la sensación de que en determinados momentos no van todos a una y en cuanto alguien no cumple su papel de acoso se genera una vía para que el rival desencandene sus ataques. La recuperación, además, ha de hacerse a partir de un buen juego de posición. Si las fichas están en su sitio no debe haber dificultad para tapar la salida del rival en cuanto hay pérdida del balón.
Sirva de ejemplo el último gol encajado frente al Almería. Pierde el Barça el balón en ataque y los andaluces inician su contragolpe por la banda derecha. En ese momento, en el de la pérdida, Maxwell, el lateral al que correspondería intervenir, está fuera de plano situado como delantero centro. Ante esta coyuntura tiene que acudir Mascherano a interrumpir el pase casi en mediocampo, para sofocar la ausencia del brasileño, porque otros compañeros que acuden en socorro tampoco llegan. El jefecito consigue tocar el balón, pero no frena la jugada almeriense. Milito, que es ya el último defensor, prefiere colocarse en línea de pase antes que intervenir, pero el balón llega a Coronas que acaba marcando. Hay un desajuste en la presión porque todos no han ido a una, es como si alguna pieza o no hubiera aprendido o se hubiera olvidado de las lecciones básicas del juego de recuperación.
En los últimos partidos da la sensación de que ha bajado la intensidad para impedir la salida de balón del contrario. No sé si es algo planificado, lo que se hace difícil de creer, o consecuencia del desgaste de tanto partido acumulado. Sin embargo, la trascendencia de los envites que se avecinan puede propiciar, de nuevo, el riguroso cumplimiento del manual de estilo.
2 comentarios:
Tendrá algo que ver la ausencia de Pedro?
@Martí
Mucho. La labor de Pedro no la ha sustituido nadie. Es el soldado de la delantera, el que más presiona. Su trabajo es fundamental, no sólo por lo efectivo sino porque contagia. Es probable que Guardiola no le haya dado muchos minutos estos últimos partidos para que vuelva a tope en los clásicos.
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