Querían organizar un Mundial y no saben ni organizar su propia Liga. El Barça fue ayer víctima de la improvisación de la Federación de Fútbol y tuvo que llegar a Pamplona a prisa y corriendo, sin casi tiempo para calentar. A pesar de ello dio una nueva exhibición de cómo se juega al fútbol para que los aficionados se diviertan y ganó con un contundente 0-3.
Pep Guardiola ha repetido esta temporada un mensaje: este año va a ser más duro que en años anteriores. Hay muchos intereses en juego, el Madrid lleva dos temporadas sin catar un título, ha invertido mucho dinero, ha invertido muchas emociones y detrás tiene una prensa que sin trofeos también pierde dinero. Así que por lo civil o por lo criminal tienen que ganar. El lunes le vieron las orejas al lobo con el 5-0 en contra y ahora van a utilizar culaquier detalle para evitar una nueva debacle. Por eso, anoche, tras el partido Guardiola estaba profundamente indignado.
El Barça había seguido las directrices de la federación. Primero, por la mañana, le habían asegurado al club que el partido se jugaría en domingo y luego el órgano que tiene la responsabilidad de la competición cambió de criterio sobre las tres de la tarde, cuando la presión mediática era evidente, cuando apenas había tiempo para desplazarse. Sobre Pep los medios deportivos madrileños lanzaron acusaciones de que era él el que quería imponer el horario del partido el domingo y le estaban favoreciendo. Como eso no era cierto, Guardiola, como nunca hemos visto, mostró su indignación en la rueda de prensa posterior al partido.
El Barça llegó sobre las ocho al estadio Reyno de Navarra, y con muy poco tiempo previo de calentamiento y preparación, salió al terreno de juego a dar, como no, una nueva exhibición de fútbol de asociación, al que la Liga española y la propia federación deberían proteger por el bien de este deporte y su promoción internacional. Pero no, ayer al máximo exponente de este deporte en el mundo en la actualidad lo trataron como tramposo, cuando cada día da muestras y ejemplo de lo que es jugar al fútbol de forma bella.
El Barça volvió a demostrar que no hace falta correr como locos para jugar un partido, que estando bien posicionados y moviéndose con sentido se puede defender y atacar sin esfuerzos desmedidos. La victoria llegó con ese juego trenzado, pero también con una forma de defender que es prácticamente automática. Si hay un fallo defensivo, siempre ha alguien cerca para enmendarlo; si el juego de creación está tapado por una zona, siempre hay salida por otra. Pedro una vez más abrió la lata y Messi la culminó con dos goles. Ayer en la pareja Messi-Villa el asistente fue el asturiano y otro día será al revés. Los automatismos entre estos dos ya funcionan. La campaña será dura, como dice Pep, pero hay madera para volver a salir campeones.
(La fotografía es de www.sport.es)
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