Una de las características positivas de este equipo, de la que yo presumo y me siento orgulloso es su competitividad. Pensaba antes del partido de anoche que el Barça de Guardiola siempre ponía toda la carne en el asador, sea en amistosos, sea en partidos de Champions con la clasificación decidida, sea en eliminatorias de Copa del Rey sin dudas en cuanto al resultado.
Ayer esa idea fue desmentida por lo acontecido en el campo del Betis. Guardiola había avisado de que la eliminatoria no estaba resuelta, a pesar del contundente 5-0 de la ida. La mayoría de observadores, cualificados o no, pensaban: "este Pep siempre tan humilde, este Pep siempre tan respetuoso con el rival". Incluso aficionados béticos se lo tomaban a chunga tanta consideración.
Pues una vez más el gurú actual del barcelonismo llevaba razón. El Barça salió al campo sevillano con una relajación exagerada, quizá correspondiente a la manita, pero inconsciente de lo que es el juego febril del Betis, que en menos de 10 minutos había reducido la diferencia en dos. Y lo que es peor el panorama era para poner de los nervios a los culés por los agujeros que una y otra vez los verdiblancos le hacían a los visitantes.
Era para restregarse los ojos. Este Barça al que apenas le hacen ocasiones, que presiona con una ambición colosal, este Barça que no da un balón por perdido era una autopista para el Betis, que llegaba por dónde quería y con un peligro que pudo costarle muy caro al líder de la Primera División.
Con qué disposición saldrían los azulgranas al campo que se veía a Messi, al que luego hay que perdonarle todo, andar más que correr, a Keita desaparecido e indolente, a Adriano fuera de sitio y completamente desconcertado, a Milito mal colocado y midiendo mal, a Pinto pareciendo un juvenil en acciones como la del tercer gol. Un desbarajuste, en resumen, que pudo costar muy caro.
Menos mal que el Barça tiene a Messi, que oxigenó con su gol los males de su equipo. Si no, ayer, no sé que hubiera pasado. Y menos mal también que al Betis la efervescencia le duró la primera parte, teniendo en cuenta que el gol de la Pulga les hizo mella.
Podemos estar contentos con el pase a semifinales, podemos disculpar ciertas actuaciones, pero la imael desarrollo del partido deja cierto sinsabor. Pocos jugadores se salvan de la mala imagen, pocos. _El que más ganas tenía, era Afellay y lo demostró. En un partido que era para reivindicarse, la mayoría no se mojó. Quizá si hubo un jugador que quedó con el culo al aire fue Milito, que demostró a día de hoy que no está para jugar en el primer equipo y que su postura amenazadora de marchar porque no jugaba y lo hacía en su lugar Abidal, no tenía ninguna consistencia. Ahora mismo el francés le da mil vueltas como central zurdo y diría más; es más seguro, por lo visto ayer, Fontàs que el argentino. De Bojan prefiero no hacer comentarios. Es muy joven y seré condescendiente. Pero sus declaraciones postpartido dicen mucho. Manifestaba que estaba satisfecho con su actuación. Pues si está satisfecho, mala cosa.
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